Sobra decir que esa aclamación
popular que ha provocado, en parte, mi bendita vuelta se reduce a cuatro o
cinco incondicionales, aunque ya se sabe. Uno lo da todo por sus lectores, como
González Sinde. Hay que ver, con lo que nos hemos metido con ella y ahora
resulta que, según Ansón en El Cultural,
estamos ante una de las personas más valiosas del panorama cultural español.
Los elogios de Luis María incluso rozan el piropo, como buen caballero de los
de antes. Si por él fuera, la ex ministra habría ganado el certamen de Miss
España. El finalista del Planeta tampoco está nada mal, aunque con las ayudas
que les dio a determinadas editoriales durante su etapa como ministra bien
podrían haberle concedido el primer premio. Qué envidiosos y rastreros somos
los españoles, ¿verdad? Pues eso.
La propia Sinde nos dijo hace unos
días que tiene un novio y que, para más regocijo del ánimo cotilla, es
aristócrata y editor. Hay que ver, hija, tienes contenta a la curia española.
¿Cómo se te ocurre publicar una novela y no esperar a que sea tu pareja el que
lo haga primero? ¿Es que no has leído Cásate
y sé sumisa? ¿Qué es eso de novios a tu edad y, mucho peor, qué es eso de
escribir tú sola una novela? Estas mujeres socialistas están arruinando lo que
nos quedaba de moral. Desde luego… Ahora que Bruselas quiere volver a
recortarnos, sería el momento apropiado para reducir los once mil millones de
euros que recibe la Iglesia Católica, antes de que el arzobispado de Granada edite
la segunda parte de este bodrio italiano, esta vez sobre el varón y la
virilidad.
A nosotros nos van a hablar de virilidad
y menos una italiana. A ver cuándo habéis ganado vosotros dos Eurocopas y un
Mundial de fútbol. Los tenemos muy bien puestos, bonita. La bravura, el coraje
y el tesón de nuestros jugadores es también el nuestro… Esperemos que no sea
así en cuanto a la inteligencia, porque el numerito de la semana pasada, cuando
fueron preguntados algunos insignes modelos de la españolidad sobre las
implicaciones que podía tener jugar un amistoso en un país dirigido
dictatorialmente, fue vergonzoso. “Yo soy futbolista y todo lo demás no me
importa”. Toma castaña. Y estos son los que están todo el día anunciando las
mejores marcas y a quienes jalean nuestros niños.
Niños que, además, nos están
saliendo un poco atravesados. Pensaba yo que el hijo de Ortega Cano estaba de
Erasmus y resulta que donde está es en la cárcel por pegarle fuego a un coche
después de desfogarse en un local de esos de mujeres sumisas (la relación con
el arzobispado de Granada la haces tú, no yo, lector cruel y sin escrúpulos).
El pobre Ortega no gana para sustos, como le pasa a la Pantoja. Las rivalidades
artísticas de ambas familias ha dejado de ser una cuestión de coplas para tornarse
pulso a ver quién tiene el peor vástago. Tu hijo es una prenda. La tuya más,
que trae un bombo. Dicen que en Cantora se oye por las noches a la tonadillera
tararear Qué voy a hacer contigo.
Total. Qué vamos a hacer. Qué vamos
a hacer todos… Buena pregunta. Yo, por lo pronto, seguir escribiendo estas
columnas que podréis leer en mi blog o en las redes sociales, aunque, en esta
etapa, sin edición en papel.
Ha sido un regreso digno, creo. Sí,
tengo que ir cogiendo tino, como dicen por aquí, pero no te pases, lector
exigente, que esto lo estoy haciendo por ti y sin cobrar un solo euro. Como
dice el tango, siempre se vuelve al primera amor, así que ya puedes leerme con
toda la ansiedad del mundo y entregarte a la lujuria de mis textos. Sospecho
que esta segunda oportunidad que nos damos nos deparará gustirrinines
inolvidables.
Inteligente, mordaz, genial... como siempre. Un abrazo y gracias por haber "vuelto".
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