Espesura
de la nieve.
El
silencio es frío
como la
blanca soledad
de los
desheredados.
Manos
enrojecidas,
témpanos
de historia en las esquinas,
escarcha
en la mirada
de los
otros.
Porque
este gélido abrazo de la vida
atenta
contra el cálido adjetivo,
dibuja
la oquedad
en el
fogón de las familias,
el
granizo amortajado
en el
olor a hogar y en el futuro.
Es el
frío de los pobres,
el
aullido de una calle a cero grados,
el eco
en el potaje de agua hervida.
El
desamparo.